Latinoamérica: tierra productora de aguacates
El cultivo de aguacate es originario de América, su distribución natural va desde México hasta Perú, pasando por Centroamérica, Colombia, Venezuela y Ecuador. Esta fruta es extraída por un árbol extremadamente vigoroso, con un tronco fuerte y ramificaciones fornidas, alcanzando hasta 30 metros de altura cuando es producido por semillas, pero cuando son plantas injertadas su altura se maneja entre 5 a 7 metros dependiendo del vigor del patrón, del tipo de suelo y del manejo de poda que se aplique.
El árbol de esta fruta es muy versátil para adaptarse a diferentes tipos de suelos, siendo ideales para el cultivo aquellos de textura media como: franco, franco arenoso, franco arcilloso y migajón, estos suelos deben ser profundos y con buen drenaje para facilitar la absorción de los principales nutrientes y garantizar el desarrollo de las raíces.
Este alimento se produce en más de 60 países, siendo los principales productores: México, Colombia, Perú y Chile. En Nicaragua, el cultivo de aguacate representa uno de los frutales de mayor importancia, ya que reporta grandes ingresos por metro cuadrado, lo que permite mejorar las condiciones sociales y económicas de las familias rurales.
En la región de Latinoamérica se concentra la mayor producción del aguacate en el mundo, así como aquella que cuenta con mayor volumen de exportación, esto se debe a que Centroamérica es el centro del origen de esta fruta. Su origen se remonta en las antiguas civilizaciones, como las aztecas y mayas. Sin embargo, no recibió el reconocimiento que merecía a nivel mundial, hasta hace solo unas décadas que empezó a ganar popularidad fuera de la región.
Se pueden encontrar distintas variedades, entre ellas: Corn Island, Masatepe, Benick, Campos Azules, Kukra Hill, Ramírez, Ticomo, Choquette, Simpson, Nabal y Hass. Las zonas de mayor producción de aguacate en Nicaragua se encuentran principalmente en el departamento de Carazo, seguido por los departamentos de Jinotega, Matagalpa, Madriz, Rivas (Ometepe), Chinandega y Río San Juan (Archipiélago de Solentiname).
El aguacate ha tenido un impacto significativo en la economía y en el comercio, pues ha generado empleo en las zonas rurales, disminuyendo la pobreza en algunas zonas. Pero también, ha presentado desafíos en cuanto a la sostenibilidad a largo plazo.